Como se hace un friso

Imagina que estás en medio de un proyecto de renovación en tu hogar, y decides que un friso es justo lo que necesitas para darle un toque elegante y personalizado a tus paredes. Te encuentras mirando tutoriales, buscando inspiración y te preguntas: «¿Cómo se hace un friso?» Esta pregunta es común entre aquellos que quieren añadir un elemento decorativo y funcional a su espacio, pero que no tienen experiencia previa en carpintería o bricolaje. Puedes estar emocionado por la idea, pero también un poco abrumado por los pasos necesarios para llevarla a cabo.

Para hacer un friso, primero necesitarás medir y cortar las molduras a la longitud deseada y luego fijarlas a la pared con adhesivo o clavos, asegurándote de que estén niveladas.

Para empezar a hacer un friso, primero debes seleccionar el tipo de molduras que deseas utilizar; pueden ser de madera, MDF o incluso de poliuretano, dependiendo de tu presupuesto y estilo. A continuación, mide la altura en la que deseas colocar el friso. Usualmente, se instala a una altura de entre 90 cm y 1.20 m del suelo, pero esto puede variar según la estética que busques. Marca la línea en la pared con un lápiz usando un nivel para asegurarte de que la instalación quede recta.

Una vez que tengas las medidas correctas, corta las molduras a la longitud necesaria utilizando una sierra adecuada. Asegúrate de hacer cortes precisos y de 45 grados en las esquinas para un acabado más profesional. Luego, aplica adhesivo para madera en la parte posterior de las molduras y colócalas en la pared siguiendo tus marcas.

Fija las molduras a la pared, usando tornillos o clavos si es necesario, y asegúrate de que estén bien alineadas. Para un acabado más pulido, puedes rellenar posibles agujeros o imperfecciones con masilla, y finalmente, pinta o barniza el friso en el color que prefieras. Esta transformación no solo realzará la belleza de tu hogar, sino que también te brindará una sensación de logro por haberlo hecho tú mismo.